Los Inmigrantes - Horacio Quiroga
Los inmigrantes El hombre y la mujer caminaban desde las cuatro de la mañana. El tiempo, descompuesto en asfixiante calma de tormenta, tornaba aún más pesado el vaho nitroso del estero. La lluvia cayó por fin, y durante una hora la pareja, calada hasta los huesos, avanzó obstinadamente. El agua cesó. El hombre y la mujer se miraron entonces con angustiosa desesperanza. —¿Tienes fuerzas para caminar un rato aún? –dijo él–. Tal vez los alcancemos... La mujer, lívida y con profundas ojeras, sacudió la cabeza. —Vamos –repuso, prosiguiendo el camino. Pero al rato se detuvo, cogiéndose crispada de una rama. El hombre, que iba delante, se volvió al oír el gemido. —¡No puedo más!......